Las cuatro vías del bodhisattva (3/6)


DAISATTA SHISHOBO 
Las cuatro vías del bodhisattva.


El Maestro Dogen escribió un capítulo del Shobogenzo que se llama: Daisatta Shishobo, “Las cuatro vías del bodhisattva”; para ayudar a los seres humanos. Se trata del fuse, del don; de ai go, las palabras de amor; de ri gyo, las acciones benéficas; y de do ji, no diferenciarse de los otros.


Fuse: El Don

Nuestro cuerpo no nos pertenece. Todo lo que creemos poseer solamente nos ha sido prestado por el orden cósmico para un periodo de tiempo limitado. Podemos sentir, experimentar que recibir y dar es hacer circular la energía, armonizarse con el orden cósmico. No nos convertimos en algo más cuando recibimos ni disminuídos cuando damos. Nosotros mismos no estamos limitados a este cuerpo. Si sentimos que el otro y yo no somos diferentes ni estamos separados, cuando un fuse se da, o bien es recibido, es justo un intercambio. En el total entre nosotros dos nada aumenta ni disminuye. Por ejemplo: si alguien ama completamente a otra persona, se convierte en esta otra persona. Si esta otra persona recibe una gran alegría, él no se pone celoso, al contrario, se alegra como si él mismo lo hubiera recibido, porque se ha hecho idéntico al otro, es lo que se llama do ji. Así, las cuatro acciones del bodhisattvas son completamente interdependientes. 

El Maestro Dogen decía: “Solamente por la virtud del fuse, él le llama futon, es decir: sin avidez, sin cálculo, solamente por esta acción, podemos construir un mundo posible”. Todavía es más verdad en nuestra época. Si el espíritu del don y de solidaridad no se desarrolla, seguramente el mundo corre grandes peligros, muchos conflictos aparecerán. Así, para los que practican zazen como nosotros, es importante cultivar el espíritu del fuse, es la primera expresión de nuestra práctica como bodhisattvas.

Dogen dice: “Cada uno posee en su naturaleza propia la capacidad de dar, de hacer fuses espiritual o materialmente en cada momento; nos creemos pobres, tenemos todo el tiempo miedo de perder algo, de tener menos si damos algo”. Practicar zazen permite encontrar nuestra verdadera riqueza, realizar el espíritu que no mide, que no compara, que no crea divisiones ni separaciones. Entonces, el universo entero es mi posesión.

Dogen señala: “Ya que nada nos pertenece, podemos dar. Justamente porque nada nos pertenece en propiedad, podemos separarnos de nuestras posesiones, sin tener menos”. Poco importa si el fuse es importante, grande o pequeño, no es una cuestión de cantidad: lo importante es que sea benéfico para los otros.

Una forma de fuse que es muy importante es dar la propia vida para la práctica de la Vía. Ir a hacer zazen al dojo, practicar con los otros, dar nuestro tiempo, nuestra energía, dar nuestro propio cuerpo para hacer existir ese zazen. Y así, permitir a los otros practicarlo sin esperar una recompensa, sin segundas intenciones, sin cálculo, entonces, este zazen es ilimitado, una acción ilimitada. Si nos entregamos así a la Vía, nuestra vida se completa.

(continuará).

Roland Yuno Rech 
Solingen 1996

Enseñanza  publicada por el Dojô Zen Genjo de Pamplona/Iruña

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Óctuple Sendero (8/9)

Siempre hacia delante.

A mitad del camino...