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Mostrando entradas de noviembre, 2022

El tiempo de existir

EL TIEMPO DE EXISTIR (*) Una golondrina no hace la primavera. Pero ¿qué hace la primavera sino el alargarse los días y la eclosión de las flores?. Esta transformación de los fenómenos no se produce en el tiemo: es, como decía el Maestro Dogen, el ser-tiempo. Si el tiempo es la sucesión de los acontecimientos de la existencia, el instante presente no se convierte en el instante siguiente: cada uno tiene un carácter único. Así como subrayaba Dogen, la leña no se hace cenizas: La leña y las cenizas son dos estados separados del ser-tiempo. Así mismo la vida no se transforma en la muerte: son dos realidades diferentes. Si nos concentramos totalmente en cada acción a cada instante, podemos experimentar una forma de existencia absoluta en un eterno presente, que coexiste con la impermanencia. La eternidad, no es la prolongación ilimitada de la vida, sino la realización de lo que está más allá del antes y del después: el momento presente. Cuando andamos, el paso de la pierna derecha no se con

¡Conócete a ti mismo!

¡CONÓCETE A TI MISMO! (*) Esta invitación de Sócrates a los hombres que buscan la sabiduría ha sido reemplazada demasiado a menudo por el deseo de establecer sistemas de pensamiento que tengan respuesta a todo. El zen se ha esforzado siempre en dejar abierta la pregunta: "¿Quien soy yo?", con el fin de que guarde su provocadora fuerza de despertar. Zazen permite comprender mejor como funcionamos y realizar una sabiduría concreta, relativa, pero no separada de la sabiduría última. Así uno aprende a hacerse íntimo con su cuerpo: tenso o relajado, lleno de energía o cansado, y a corregir sus desequilibrios. Vivir con su cuerpo y no solamente con su cabeza, equilibrar trabajo manual y trabajo interectual forma parte de la educación zen. Ser consciente de la respiración evita perderse en los pensamientos y nos vuelve a poner en contacto con la realidad presente, así como la atención puesta en el cumplimientode los gestos y tareas de la vida cotidiana. Pero el sentido de la práctic

Del Sufrimiento al Despertar.

DEL SUFRIMIENTO AL DESPERTAR (*) Comprometerse en la práctica del zen no consiste en meditar koans incomprensibles, sino en confrontarse con las causas del propio sufrimiento y despertarse de las ilusiones. Buda decía que el nacimiento es sufrimiento y esto a veces nos choca, nosotros que, olvidados del inconveniente de haber nacido en este mundo limitado celebramos los cumpleaños. Sin embargo, el nacimiento es sin duda la causa de la muerte. Si ya no tenemos la elección de no haber nacido, todavía podemos preguntarnos ¿que es lo que ha nacido?, lo que nuestros padres han inscrito orgullosamente en el registro civil. Si realizamos que lo que ha nacido no es un yo separado, sino que todo lo que nos constituye pertenece al conjunto del universo, entonces realizamos la dimensión sin nacimiento y sin muerte de nuestra existencia. Si a menudo el nacimiento es traumático es por ser la primera separación que nos compromete en el camino en el que debemos ir solos. Cuando practicamos zazen en u

¿Más allá del bien y del mal?

¿MÁS ALLÁ DEL BIEN Y DEL MAL?   (*) En la práctica de zazen, la mente no juzga bien ni mal y va más allá de toda discriminación. Como el ego está abandonado, ningún mal puede ser cometido. Pero en la vida cotidiana las influencias de nuestros condicionamientos pasados conjugados con las ilusiones de la sociedad, pueden hacernos cometer errores y es entonces cuando los preceptos del zen se vuelven una luz preciosa para orientar nuestra acción. Han sido transmitidos de forma continua desde Buda. Aunque no constituyan más que una parte de la vía, con la meditación y la sabiduría, expresan la compasión de esta vía. Por eso es recomendado seguirlos sin rigidez ni laxismo, volviendo a su fuente que es la realización de nuestra verdadera naturaleza. Cuando realizamos que ésta es existencia en unidad con todos los seres ya no es posible matar ni hacer sufrir a los seres vivientes y el primer precepto es respetado naturalmente. Si realizamos que nada puede pertenecernos en propiedad, ya no pode

¿Abandonar el ego?

  ¿ABANDONAR EL EGO? (*) Si hay dolores que nos parecen inevitables por el hecho de que su causa aparente está más alla de nuestro control, tales como la vejez y la muerte, pueden convertirse al menos en fuente del despertar si uno se pregunta: ¿Quien envejece y quien muere?... "Yo, por supuesto", ¿pero qué es yo, sino lo que tenemos por costumbre identificar con ese "yo" supuesto, sujeto de nuestro discurso?. Este sujeto posee una realidad relativa que le permite diferenciarse de los otros, orientarse en su historia y reconocerse autor de sus deseos y de sus actos y por lo tanto responsable. No acceder a esta individuación es causa de confusión, incluso de locura. Abandonar el ego no es perderlo, sino relativizarlo, no depender de un apego excesivo a nuestro yo que querríamos que existiera eternamente como el centro del mundo. ¿Por qué renunciar a este apego?. Porque está fundado sobre una ilusión que se hace voluntad obsesiva de negar la realidad, nada de lo que m

Buda y nosotros.

BUDA Y NOSOTROS (*) Hemos nacído, vivimos y moriremos. Mientras tanto nos esforzamos por obtener lo que deseamos y en huir de lo que tememos, sin llegar a conseguirlo. Incluso cuando obtenemos el objeto de nuestro deseo, no estamos verdaderamente satisfechos, ya sea porque tengamos miedo de perderlo ya sea porque desearíamos tener más todavía.  ¿Como satisfacerse con una felicidad que depende de condiciones impermanentes, que están más allá de nuestro control?. ¿Cuál es el sentido de una vida en la que todas nuestras obras son impermanentes y en la que encontramos tantos sufrimientos?. ¿Existe una vía de liberación y realización de sí, que no nos encierre en un nuevo sistema de pensamientos o creencias?. Cuando la reflexión ordinaria llega a sus límites y cuando se rechaza la fascinación del no-pensamiento, todavía es posible sentarse y meditar como lo hizo Buda, él que hace veinticinco siglos se hacía más o menos las mismas preguntas. Desde entonces, noventa generaciones de sucesores

Zazen

ZAZEN (*) En zazen,   nos sentamos en un cojín, piernas cruzadas, la espalda vertical. El cuerpo se convierte en trazo de unión entre el cielo que empujamos con la cabeza y la tierra que empujamos con las rodillas. Así, relajamos las tensiones acumuladas en nuestro cuerpo por un ego que, no muy seguro de existir realmente, hace siempre demasiado para parecerlo. ¿Cuantas veces al día tensamos los hombros cuando nos creemos dañados?. ¿Cuantas veces nos impedimos inspirar profundamente porque idos en nuestros pensamientos nos olvidamos espirar?. ¿Cuantas veces nos duele la espalda cuando nos cargamos de todos los requerimientos a los que nos esforzamos en responder para merecer el derecho de existir, espigando de paso algún reconocimiento  y un poco de amór?. Concentrarse en la postura de zazen es una manera bastante sencílla de dejar que se desagan los nudos con los que nos atamos a nosotros mismos. Desacerse de sus ataduras es uno de los sentidos de convertirse en Buda: liberado. En zaz

Despertar del Buda, 7 y 8 diciembre, Dojo Zen Genjo de Pamplona/Iruña

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Costura en Dojo de Vitoria - Fechas previstas

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