Las cuatro vías del bodhisattva (1/6)

DAISATTA SHISHOBO. 
Las cuatro vías del bodhisattva.

Ser bodhisattva es actualizar zazen en la vida cotidiana.


Cuando estamos concentrados en la postura de nuestro cuerpo en zazen, pensamos con el cerebro derecho, dejamos nuestro discurso interior, dejamos de apegarnos a cualquier noción y sobre todo a la noción de un “yo” en zazen. Ya no soy yo el que hace zazen. Cuando nos olvidamos totalmente en la postura y en la respiración sólo queda zazen. En este zazen el cuerpo y la mente están en unidad con todo el universo. Todo espíritu de separación desaparece. En la inspiración, recibimos la energía del cosmos; en la espiración, esta energía se difunde en nuestro cuerpo. Nuestro espíritu se convierte en una puerta batiente, abierta a la vez al interior y al exterior. Así se desarrolla nuestra receptividad a la verdadera naturaleza de nuestra existencia que se actualiza en la práctica de zazen; una naturaleza totalmente libre, que no se estanca, que no se coagula mentalmente. Nuestra interdependencia con el sistema cósmico se actualiza. 

¿Cómo continuar esto? ¿Cómo expresarlo en la vida cotidiana? ¿Cómo vivir a partir de este espíritu? Es el sentido de ser bodhisattva, cómo vivir a partir de nuestra realidad más profunda, vivir de manera auténtica, de manera transparente. Los diferentes votos, las diferentes prácticas en el fondo sólo son expresión de esto, de esta experiencia de zazen. No creáis que le falta algo a la práctica de zazen, algo que hubiera que completar a través de la ordenación, los preceptos, los votos. Si el espíritu de zazen guía vuestra existencia naturalmente, el deseo de recibir la ordenación aparece, de seguir los preceptos, de realizar los votos del bodhisattva como el sentido mismo de nuestra vida, de nuestra vida en unidad con todos los seres.

(continuará...)

Roland Yuno Rech.

Solingen, 1996


Enseñanza  publicadapor el Dojô Zen Genjo de Pamplona/Iruña

Comentarios

  1. ¡Qué bonita esta palabra de Roland Yuno Rech!

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    1. Es lo que tienen los buenos maestros: ¡saben comunicar!, y no solo con la palabra.
      Gracias Anónim@.

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