Zanshin: El gesto justo (1/3).

 Zanshin, el espíritu del gesto.

     Zanshin literalmente quiere decir el espíritu del gesto. Es decir estar en plena presencia en todos los gestos en todos los momentos de nuestra vida. De esta forma soltamos lastre del fardo del mental y hacemos realidad que en cada momento de nuestra existencia, podemos vivir una vida despierta, libre.Lo que implica que la vía espiritual se prueba en cada momento de nuestra existencia, evitando así que se convierta en una técnica de salud corporal o en una técnica de relajación mental. Aunque la salud corporal y la relajación mental son consecuencias de la práctica espiritual, no es la práctica en sí misma.

     La práctica del "espíritu del gesto" permite que la Vía se encarne totalmente en nuestra vida y no sea cuestión de un espacio, de un tiempo; si quedara limitada al hecho de un lugar, de una postura, de un tiempo particular, entonces esta vía estaría profundamente limitada y nos limitaría en nuestra dimensión de ser humano libre.

     Esto implicaría que si nos contentamos con aplicar una técnica para despertar la mente, induciríamos que la liberación, el espíritu del despertar es una condición aparte, separada de la realidad humana; sin embargo, la posición de la enseñanza del Buda y por lo tanto de la enseñanza del Zen es que fundamentalmente todos y todas somos seres despiertos y que esta luz silenciosa, nunca ha dejado de brillar. La mejor imagen es la del cielo: aunque hoy hay nubes, el sol continúa brillando. Nunca ha dejado de brillar. Pero las nubes más o menos espesas, más o menos densas,  forman una pantalla que filtra su luz.

     Cuando las nubes se disipan, el sol no aparece como "realidad-sol", aparece a nuestra visión. De la misma forma que el hecho de que desaparezca de nuestra visión no quiere decir que haya desaparecido como realidad.

     La práctica del "espíritu del gesto" teje ese lazo entre la vida cotidiana y la vía espiritual, el espíritu  absoluto y el mundo relativo. Nos lleva así a vivir cada momento de nuestra vida, de nuestra existencia como un momento de despertar, de práctica de la Vía, un momento para dejar que el cielo se abra, que las nubes se disuelvan como bruma que se disipa al contacto con el calor de la luz del sol.

     En un zendo (lugar de práctica) existen reglas, maneras de desplazarse, de estar y es importante no aprehenderlas en su aspecto formal, histórico, como reglas esotéricas que nos vienen del Japón sino de forma viva como un medio hábil para alinearnos con la verticalidad del instante presente, para ser plenamente dónde estamos y dejar de creer que nuestra vida pasa en otra parte, que sería mejor en otra parte, que el instante de después será feliz. Ahí, aquí y ahora puede ser feliz.

     La práctica del "espíritu del gesto" nos saca del la conciencia "fantasma" para estar presentes en cada movimiento del cuerpo, en cada gesto que hacemos. Nos permite habitar nuestros gestos. Es posible realizar los gestos con una cuidada belleza y estética, sentir cierto gozo en la belleza del gesto realizado sin estar en una consciencia habitada. De una forma muy concreta y muy sencilla, por ejemplo aquí, cuando estamos de pie, estar en la sensación de la frescura y de la textura del suelo, estar en la sensación del movimiento del cuerpo, estar en el corazón de cada sensación y a la vez estar unidos al mundo que nos rodea.

(continuará...)
 
 Patrick Pargnien   

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