Kin hin en el dojo... y la oficina.

Kin hin en el dojo y la oficina.

De pie, la mano izquierda cerrada y pegada a la base del esternón, la izquierda la cubre, avanzamos un pie a la vez que espiramos.


      Kin hin es la forma en la que practicamos, dentro del dojo, la atención respecto al cuerpo en movimiento, andando. En el dojo se enseñan cuatro actitudes corporales básicas, esquemáticas, que podemos adoptar en nuestra actividad cotidiana. Son: cómo estar sentado, es decir zazen; de pie; acostado; y andando, es decir kin hin. Claro que hay muchas posturas más pero para la práctica en el dojo se han escogido como básicas estas cuatro, a partir de las cuales se desarrollan todas las demás.
     Dogen insistía en que cada acción expresara nuestra naturaleza original, lo más puro y digno que hay en nosotros, y de la misma manera que zazen revela nuestra identidad en postura sentada, kin hin la revela en movimiento.
     Así el maestro Deshimaru aconsejaba andar en ki hin "como un monarca en medio de su corte". Kin hin es también un modo de descansar el cuerpo de la postura de zazen  y posibilitar de esta manera una larga permanencia en el dojo, alternando kin hin y zazen, y sin perder la atención.
     En la posición de kin hin, las manos se colocan en un gesto característico (mudra) isshu: el pulgar de la mano izquierda encerrado en su puño, y la raíz de éste apoyada en el plexo solar, justo debajo del esternón; la mano derecha envuelve al puño izquierdo, los brazos horizontales al suelo, codos bien separados y hombros bien relajados.
     Los pies están paralelos, a la distancia de un puño el uno del otro. El pie derecho se adelanta medio pie y en él se apoya todo el peso del cuerpo, cargando en especial sobre la raíz del dedo gordo, poniendo en tensión la rodilla y la cadera derechas, hasta el final de la espiración. El otro lado del cuerpo permanece relajado.
     Al llegar la inspiración, todo el cuerpo se relaja, se adelanta el pie izquierdo y comienza de nuevo todo el proceso. Acompañando la respiración, las manos presionan ligeramente bajo el esternón. Así, un poco como un pato, un poco como un árbol vamos avanzando. La respiración, baja y profunda, bien enraizada, la mirada vuelta hacia el interior. La atención permanentemente puesta en la postura. Kin hin es más difícil que zazen, pues al moverse el cuerpo también lo hace la mente. Mientras tanto, el ritmo de la respiración invade todo el cuerpo. Tensión, relajación; un lado, el otro. La coronilla empuja el cielo; el pie presiona la tierra. El ser humano entre uno y otra. La tierra sostiene, hacia el cielo tendemos, la energía, el impulso, vienen del centro. La vía comienza bajo nuestros pies, justo ahí mismo.
     Al igual que la de zazen, la postura de kin hin se relaciona con distintos puntos de acupuntura. En general, kin hin está sostenido por el meridiano extraordinario "qiao", cuyo tema es el enraizamiento. La raíz del dedo gordo del pie se corresponde con 1R"yong kuan", fuente barboteante, importante puerta de energía y que se utiliza para reanimar a personas desmayadas.
   Mientras, bajo el esternón se encuentra 16Ren mai "zhong ting", pabellón central, indicado para las dificultades en tragar líquidos y sólidos; a nivel espiritual está relacionado con las dificultades de interiorización.
     Kin hin se practica entre dos períodos de zazen. A veces lo he practicado en la oficina, en el  interior de los servicios, durante unos minutos después de una situación estresante. Pero lo más normal, desde luego, es practicarlo en el dojo. Cuando suenan los dos toques de campana que anuncian el kin hin, de repente todo el dojo se pone en movimiento, bufa y se estira como un enorme animal que despertara. Todos los movimientos se ejecutan lentamente: levantarse, mullir el zafu, incorporarse a la fíla, junto a los demás, zanshin, el espíritu del gesto.
     Entonces sí que el dojo te arrastra, moviéndose con lentitud, uno tras otro, siguiendo siempre a quien te precede. La quietud vuelve a la sala, poblada ahora de figuras de pie, casi inmóviles, árboles de un extraño bosque. Campana y vuelta al zafu. Sentarse y tomar la postura de zazen . Un golpe, dos golpes, tres, una gran espiración y zazen continúa.

Natxo Sanchez, monje zen.

Publicado en la revista Zen número 10 , Año 1996

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