La mirada en zazen... (1/2).

Cuidado con los ojos.

"No dejéis caer la cabeza hacia delante". Es un consejo que los godos repiten a menudo durante la práctica de zazen, pero aquellos a quien afecta no siempre perciben el bien fundado por qué, ni la razón por qué se les corrige. Es imposible ver uno su misma postura y por lo tanto es difícil darse cuenta uno mismo de qué es lo que hay que mejorar.

Acordémonos antes que nada de que la posición de la cabeza depende esencialmente de la colocación de la pelvis (la postura es una cuestión de equilibrio). Pero cuando la cabeza cae hacia delante , existe otra razón difícil de constatar y que puede ser muy perjudicial para el practicante: es la posición de los ojos o la dirección de la mirada durante zazen.

Lo que se enseña es que la mirada debe estar posada en el suelo, a un metro por delante de uno, sin que se fije en nada. El problema reside a veces en la apreciación de esta distancia que varía en función de cada persona y de su talla. Algunos calculan con absoluta exactitud el metro a partir de su zafu y obligan a sus ojos a fijarse en un punto cuya situación es subjetiva y a menudo demasiado próxima a las rodillas. Esto se corresponde generalmente con alguien de actitud voluntariosa y perfeccionista.

La tensión aunque sea mínima si se mantiene durante un rato, hace que los músculos de los ojos, si están mirando fijamente un punto demasiado cercano, lleguen a sentir fatiga o incluso provocar dolor de cabeza en la parte frontal o en las sienes. Los que practican de este modo tienen con frecuencia el mentón excesivamente metido hacia dentro. e incluso a veces invierten la curvatura natural de las vértebras debido a tensar demasiado la nuca.

Pero sobre todo, para escapar a esta tensión continua de los músculos de los ojos que se fijan en un punto demasiado cercano, el cuerpo tiende a corregir esta proximidad, inclinando la cabeza hacia delante para repartir o aligerar las tensiones del ojo.

Aparecen entonces tensiones a nivel de la nuca, de los hombros, debidas al alargamiento de los sistemas musculares de las partes traseras, sobre todo de las cervicales. Debido al peso de la cabeza que cae hacia delante. A la larga estas tensiones pueden llegar a convertirse en dolorosas y se repartirán automáticamente o se propagarán sobre todo por el sistema muscular dorsal.

Otra consecuencia posible: el bloqueo de la laringe por una rigidez excesiva del cuello, y como consecuencia de esto la respiración se vuelve difícil e incluso a veces silbante o afiebrada. Es pues muy importante que aquellos que tengan la responsabilidad de enseñar tomen conciencia de la importancia de este punto que parece a priori anodino, y corrijan  las apreciaciones erróneas mediante las palabras o los consejos pertinentes al final del zazen.

Guy Mokuho Mercier
  continuará...  



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