Gassho, Sampai...

GASSHO - SAMPAI

Dentro del dojo hay que estar atento desde el principio a los gestos. No hay que esperar a estar sentados para "comenzar" la práctica de zazen.

GASSHO:
El Maestro Deshimaru comentaba: "Si no podéis hacer zazen, juntad simplemente las manos y haced gassho delante del espejo, inclinándoos delante de vuestra profunda naturaleza de Buda".

En gassho las manos se juntan, la punta de los dedos a la altura de la nariz, los antebrazos horizontales, los hombros relajados, los dedos juntos. A partir de la cintura nos inclinamos sin ostentación.

Este gesto expresa la unidad consigo mismo y con los otros, cada vez que lo realizamos, lo hacemos delante del cosmos entero, de corazón a corazón.

Esta postura revela y manifiesta la actitud original del ser humano cara al universo. Cuando el ser humano ve verdaderamente la gran tierra sobre la que anda ve que la lluvia y la tormenta le traen agua, cuando el viento transporta las nubes, siente el mayor respeto por lo que le rodea. Esta postura revela naturalmente el comportamiento inicial del ser humano frente a la naturaleza de cada cosa.

Gassho manifiesta esta naturaleza sin caer en el manierismo, conservando las verdaderas formas que son el sentido, el espíritu religioso y la práctica de la Vía que nos ha sido transmitida.

Lo que hay de más respetuoso en nosotros, se dirige a lo que hay de más respetuoso en el otro.

SAMPAI:
Otro gesto que usamos es el de sampai, sampai es prosternarse hasta tocar el suelo con la frente, significa tres pai, tres prosternaciones. La frente toca el suelo, las palmas de las manos, abiertas, están dirigidas hacia el cielo, a cada lado de la cabeza (simbólicamente para recibir los pasos del Buda).

Deshimaru comentaba que éste era el más alto saludo, la expresión del abandono, del sometimiento del cuerpo-mente a todas las cosas, "cuerpo-mente han sido abandonados" como expresó Dogen al despertar.

Abandono de la consciencia personal a través de la práctica del cuerpo, éste se une a la gran tierra, sin distinciones. Símbolo del abandono del ego y símbolo de encuentro, desde este vacío, de todos los seres, de la unidad con el orden cósmico.

Raphaël Dôkô Triet.
Traducción: Begoña Agiriano.

Dojozen Genjo de Pamplona/Iruña.
Biblioteclásica Zen nº5, junio 2010

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Óctuple Sendero (8/9)

A mitad del camino...

Siempre hacia delante.