El viejo ciruelo...
El viejo ciruelo de podadas ramas se cubre de brotes.
Florece de pronto: una, dos flores se abren,
luego tres, cuatro, cinco, innumerables.
Su pureza es admirable y su perfume más allá de todo elogio.
Cuando los pétalos caen, la primavera está cerca,
la brisa sopla entre la hierba y los árboles .
Los monjes, uno a uno, despiertan en su intimidad
a su visión interior.
De nuevo la borrasca y la tormenta traen un cambio brusco
y el suelo se vuelve a cubrir de una espesa capa de nieve.
Pero en su interior, el viejo ciruelo se mantiene en calma,
en nada le afecta la tormenta.
Tendô Nyôjo, maestro zen, 1162-1228.
Y ¿se encuentra un@, en soledad?
ResponderEliminarL.
Depende de lo que entendamos por "soledad". (Impuesta o elegida, física...)
EliminarGracias, L.
El poema dejó en mi una impresión de soledad. O un sentimiento tal, una y otro.
EliminarSoledad, sin más; del individuo, supongo. En su interior el viejo cerezo, y, los monjes, uno a uno, en su intimidad.