Los tres elementos esenciales en la práctica del zen (2/3)

Los tres elementos esenciales en la práctica del zen:

La segunda cualidad indispensable es una sensación de fuerte duda -daigidan- (*). No una simple duda, daros cuenta,  sino una "masa de duda" que inevitablemente surge de una fe profunda.
Es una duda de por qué el mundo y nosotros parecemos tan imperfectos, tan llenos de ansiedad, sufrimiento, dolor, cuando de hecho nuestra fe profunda nos dice que exactamente lo contrario es cierto. Es una duda que nos deja sin tregua; es como si supiéramos muy bien que somos millonarios y sin embargo nos encontramos sin un céntimo en el bolsillo.
Puedo ilustrar este estado mental con un ejemplo muy simple. Pensad en un hombre que está fumando y de pronto ya no encuentra la pipa que hace un momento tenía en la mano. Empieza a buscarla con la absoluta certeza de que la encontrará. Estaba allí hace un momento, nadie se ha acercado, no pudo haber desaparecido, Cuanto más tarda en encontrarla más mayor es su energía y su determinación de hallarla.

Una gran duda existe en proporción a una fe profunda.

(*) En el zen "duda" no implica excepticismo sino un estado de perplejidad, de un preguntarse profundo, de un intenso autocuestionamiento.

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