Meditación sí, pero...
Cuando me encuentro con alguien que, circunstancialmente, descubre mi faceta de practicante de meditación, siempre surge el siguiente dialogo:
¡Ah, meditación, que bien! ¡Eso es justo lo que yo necesito!
Bueno, si tienes interés...
¡Pero es que yo...!
Y ahí, de inmediato, el inevitable rosario de excusas y justificaciones que si nos detenemos a analizarlas, vemos que siempre son las mismas:
Estoy ocupado/a, no tengo tiempo.
Me parece muy incomodo estar sentado por mucho tiempo.
Mi mente no para de pensar.
Hay demasiadas distracciones, demasiado ruido.
No le veo el beneficio.
No soy bueno/a en esto, nunca lo hago bien.
Y a continuación... ¡las prisas por marcharse!
(Hosshin)
Comentarios
Publicar un comentario