El tiempo de existir

EL TIEMPO DE EXISTIR (*)

Una golondrina no hace la primavera. Pero ¿qué hace la primavera sino el alargarse los días y la eclosión de las flores?. Esta transformación de los fenómenos no se produce en el tiemo: es, como decía el Maestro Dogen, el ser-tiempo.

Si el tiempo es la sucesión de los acontecimientos de la existencia, el instante presente no se convierte en el instante siguiente: cada uno tiene un carácter único. Así como subrayaba Dogen, la leña no se hace cenizas: La leña y las cenizas son dos estados separados del ser-tiempo. Así mismo la vida no se transforma en la muerte: son dos realidades diferentes. Si nos concentramos totalmente en cada acción a cada instante, podemos experimentar una forma de existencia absoluta en un eterno presente, que coexiste con la impermanencia.

La eternidad, no es la prolongación ilimitada de la vida, sino la realización de lo que está más allá del antes y del después: el momento presente. Cuando andamos, el paso de la pierna derecha no se convierte en el paso de la pierna izquierda. Cada uno tiene su realidad particular. El paso siguiente es diferente. Pero la sucesión de nuestros pasos constituye nuestro caminar. Cada paso está a la vez separado y al mismo tiempo unido a los otros, en contacto con la tierra sobre la que caminamos.

De la misma manera, el sentido del ser-tiempo es que cada ser del universo está unido a los otros y jamás puede estar separado del tiempo. Además cada instante, aunque sea independiente, está influenciado por los instantes pasados e influencia el futuro. Lo que manifestamos ahora, da su sentido a nuestro pasado: así cuando nos despertamos, vemos que toda nuestra vida pasada, con sus errores, nos ha conducido a este despertar, y nuestra vida futura surgirá del mismo. La práctica del zen nos muestra como no estar encadenados al tiempo, sino al contrario como podemos usarlo creativamente, cumpliendo cada día lo esencial de nuestra existencia, sin desperdiciar el tiempo precioso que nos es dado.

(*) Autor: ¿?

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