Kalama sutra - Comprender uno mismo.

Kalama sutra - Comprender uno mismo (Aachen, 3 al 5 de diciembre 1990)


La práctica del zen, como la práctica del Dharma de Buda, es algo que debemos experimentar por nosotros mismos, prácticamente, concretamente. No teoría, no metafísica abstracta, sino una práctica que implique el cuerpo y la mente en su totalidad.

Muchas personas se preguntan por qué la postura es tan importante. Podemos decir que es así desde siempre. El maestro Deshimaru lo enseñó así, todos los maestros anteriores lo han enseñado así. Pero la verdadera razón, debemos encontrarla en nuestra propia experiencia. Es importante sentir que, cuando estamos completamente concentrados en la postura, cuando la postura es estable, equilibrada, la energía está bien enraizada en el suelo, la respiración se hace más fluida, la mente se hace más libre. Por la concentración en la postura, podemos hacer realidad  una mente que no permanezca en nada, que no se apegue a ninguna noción, a ninguna construcción mental, y somos libres para observar lo que es, tal cual es, sin prejuicio, sin ser influidos por las emociones.

Tenemos tendencia a considerar como cierto lo que nos gusta y como falso lo que no nos gusta y así aparecen todo tipo de prejuicios y se convierten en causas de conflicto. No sólo para uno mismo y para su entorno, sino igualmente para todo el mundo, para el mundo entero. Cuando la agitación mental se apacigua, se hace fácil observar y aceptar la realidad tal cual es. Si no es así, tenemos tendencia a tomar nuestros deseos por la realidad y esto más tarde nos supone decepción.

El Kalama Sutra es el sermón dirigido por Buda a un grupo de vecinos que se llamaban los kalamas, habitantes de un pueblecito que se llamaba Kesaputa.

Por esa zona, pasaban muchos religiosos, muchos maestros que enseñaban cada uno su doctrina. Los kalamas no sabían a quién seguir, no sabían a quién creer pues cada uno predicaba su doctrina y criticaba a los otros.

Cuando Buda llegó, le pidieron que les ayudara a resolver sus dudas. Buda, en principio les dijo: “Tenéis razón en dudar.” Después, en lugar de predicarles su propia doctrina, les animó a comprender por ellos mismos, por su propia experiencia.

Esa es exactamente la enseñanza del zen. En el zen se dice: “Si encuentras a Buda, ¡mátalo!” Es decir, no te sometas nunca a una autoridad exterior, experimenta la enseñanza por ti mismo, por tu propia práctica. Un célebre dictado zen también dice: “respirad con vuestras propias narices, no con la nariz de otro.” Y otro: “Dejad de contar la riqueza de los otros.”

Buda recomendó a los kalamas lo siguiente: “No os dejéis guiar por las tradiciones religiosas, ni por lo que habéis oído decir.” En aquella época, la religión india era la religión de los Vedas. Era la repetición de palabras que habían sido oídas, que invitaban a las personas a someterse a la autoridad de los Bramanes que poseían la palabra y a seguir sus ceremonias.

Buda introdujo una revolución total con esta actitud. “No seguir la tradición, no seguir lo que habéis oído decir, no dejaros guiar por la autoridad de los textos religiosos.” Como consecuencia de esto, en el zen decimos: no sigáis los sutras, no os apeguéis a los sutras. Esto no quiere decir que los sutras sean falsos, sino volver a la práctica que es el origen de los sutras, a la fuente de la sabiduría. No os dejéis guiar por la autoridad.

A menudo, las religiones incitan a la sumisión a la autoridad de una institución. Buda, animaba la libertad del examen de la verdad por uno mismo. Decía: “No os dejéis guiar por la lógica, por los razonamientos, las especulaciones ni por las apariencias, ni por lo que es verosímil, ni por el pensamiento: lo religioso es nuestro maestro espiritual.” Este aspecto, relacionado con el rol del maestro es muy importante. No es un rol de autoridad, para imponer ciertas verdades, para imponer un tipo de comportamiento. Buda, jamás reivindicó ninguna autoridad, simplemente compartía su experiencia e invitaba a los otros a experimentar por ellos mismos.

En la escuela del zen, cada uno es invitado a experimentar la práctica de zazen por sí mismo, a dejarse dirigir por zazen. Escuchamos la enseñanza, la estudiamos, pero sólo la seguimos si hemos experimentado la verdad. Por esta razón en el zen, los mondos son importantes. Muchos maestros han enseñado únicamente a través de los mondos y por supuesto a través de la práctica.

Es totalmente legítimo dudar si tenemos una duda, poder expresarla, precisamente para no permanecer en la duda. Es lo que Buda expresó a los Kalamas: observar los efectos, y si las acciones tienen efectos que provocan sufrimiento, hay que abandonarlas.

Fragmento de "El Zen de Buda", del maestro Roland Yuno Rech.

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