La trampa de la idealización del maestro.

Una trampa en la que puede caerse fácilmente es la de "la idealización del maestro". Las personas que tienen poca autoestima, y por lo tanto su yo es frágil, son más susceptibles que otros de caer en ella. En efecto, en esa clase de personas la vida relacional está frecuentemente dominada por el mecanismo de la separación "todo blanco / todo negro" que afecta al yo. Así la persona no puede integrar la totalidad de un ser humano con su riqueza y su sombra. A sus ojos solo se puede ser totalmente bueno o totalmente malo, sin ningún matiz. Mientras que el otro no ha herido su narcisismo, forma parte del clan de "los buenos", pero a la menor desviación basculará al de "los malos" de forma categórica y definitiva.
La relación maestro-discípulo va a estar investida de este tipo de funcionamiento. Esta persona va a proyectar en el maestro todo su ideal y será tanto más poderoso en cuanto le sirva para enmascarar la parte de sombra presente en ella. Todas las acciones del maestro van a ser interpretadas en función de este ideal con un gran sentimiento de admiración. No puede aceptar sin un enorme malestar lo que pueda revelar el maestro de imperfección humana. Lo quiere perfecto, sin el menor defecto. A menudo una persona que funciona según este registro no se va a apropiar verdaderamente de la enseñanza del maestro por experiencia directa, se va a contentar con repetir, religiosamente y con gran veneración, lo que diga el maestro. Su enseñanza va a quedar fuera de ella y no va a ser más que la ocasión de una veneración suplementaria.
El margen de maniobra de esta persona está por supuesto reducida y su compromiso con el maestro es extremadamente frágil, ya que llega un momento en que las desviaciones constatadas entre el ideal proyectado en el maestro y la realidad de su comportamiento o entre las expectativas proyectadas en él y los resultados obtenidos van a hacer bascular la imagen del maestro al clan de "los malos". A partir de aquí va a ser tan odiado como antes había sido adulado.
Este tipo de idealización de la persona del maestro es, según toda evidencia, una trampa ya que hace el compromiso de la práctica eminentemente frágil y la asimilación de la enseñanza extremadamente difícil.

Extraído de:
TRAMPAS Y PROMESAS DE LA VÍA
Gérard Chin Rei Pilet, maestro Zen.

Traducido y editado por Dojôzen Genjô, Pamplona / Iruña.

Comentarios

  1. Pues sí...y pasa con la pareja, con el vecino, con el trabajo...hasta con el coche nuevo. La proyección de las propias expectativas en el otro. Es el resultado de crear un ídolo de barro y de adorarlo.

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