Amar al dragón.

“Sekko Shiko amaba dragones y decoraba su habitación con caligrafías y pinturas sobre ellos. Un día un verdadero dragón le visito porque había escuchado que Sekko amaba tanto a los dragones. Al ver al verdadero dragón, a Sekko le dio miedo y huyo. El amaba a las imitaciones y no a los verdaderos dragones.”
Con esta historia sobre Sekko Shiko el maestro Dogen se refiere a la diferencia entre el Zen que se estudia por medio de las escrituras y el Zen que se estudia con el cuerpo y espíritu.

Estudiar el Dharma solo a través de las escrituras puede ser comparado con el amar a un dragón de papel. Para el maestro Dôgen, practicar Shikantaza es amar al verdadero Dragón.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Óctuple Sendero (8/9)

A mitad del camino...

Siempre hacia delante.