La primera meditación.

La primera meditación me quedó grabada en la memoria para siempre. Al cabo de unos minutos, empezaron los primeros dolores. Me empezaron a temblar los muslos como cuerdas de violín. Los costados de los pies se transformaron en pedazos de madera. Mí espalda, mantenida derecha con dificultad, pareció chirriar y agitarse involuntariamente. El tiempo pasaba tan lento que parecía inconcebible. No hubo ninguna concentración. No se me había dado nada en que concentrarme, entonces simplemente me quedé allí sentado y esperé a que sonara la campana, la campana que pondría punto final a este periodo de dolor intenso........

Extracto de: EL ESPEJO VACÍO -Experiencias en un monasterio zen-.
Janwillem van Wetering - Editorial Kairos - Barcelona-1975
En 1958, con 28 años, y en el curso de un viaje de trece años, pasó año y medio como discipulo de un maestro zen, en un monasterio budista. El testimonio de un hombre que no cree en nada, pero que descubre que no creer en nada puede ser un excelente punto de partida.

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