Trampas y Promesas de la Vía, por Gérard Chinrei Pilet (04/..)

TRAMPAS Y PROMESAS DE LA VÍA

Por Gérard Chinrei Pilet, maestro zen

CAPÍTULO I

VÍA ESPIRITUAL Y DEMANDAS DEL YO

Abandono de ego, aprecio de uno mismo y deseos

No vayamos a creer que el abandono del ego supone una falta de aprecio por uno mismo. Sería caer en la trampa contraria a la expresada antes. Es una trampa en la que pueden caer las personas predispuestas a no tener confianza en sí mismos o que se muestran reticentes a afirmarse.

Que quede bien claro que abandonar el ego cuando es débil no es fácil, al contrario, sin duda es más difícil como prueba la reflexión que el Maestro Deshimaru hacía diciendo que en la Vía era importante tener un ego fuerte (y está lejos de ser el único maestro con este punto de vista).

Para comprender la pertinencia de tales palabras, lo mejor es preguntarse qué es un yo débil y frágil. Un yo frágil se define en primer lugar por un débil aprecio de sí mismo, lo que se expresa sobre todo por una gran vulnerabilidad a las críticas y cuestionamientos, así como por una propensión a sentirse humillado. Esta fragilidad del yo va a complicar mucho el indispensable trabajo de educación del maestro, ya que frente a cualquier cuestionamiento un poco fuerte, el discípulo se va a desestabilizar. El Maestro Deshimaru resaltaba como algunos discípulos se escapan ("escape", decía), cuando son fuertemente criticados o cuestionados por el maestro.

Un yo fuerte es un yo bien estructurado que puede, entre otras cosas, tomar las críticas del maestro de forma positíva, como enseñanzas de la Vía. Está el ego "que responde" contrario de un yo débil que se tambalea ante el primer  cuestionamiento. Sería un error considerar que un yo fuerte se define por un egoísmo exacerbado y una aplastante afirmación de él mismo ante el otro. Tal actitud, revela más bien la necesidad de compensar un sentimiento de inferioridad.

Por poner un ejemplo, no vayamos a creer que he abandonado el ego si ante alguien que me hace daño, me abstengo de toda reacción. Abandonar el ego, en este caso no consiste en abstenerse de reaccionar, sino en reaccionar fuera del esquema atracción/rechazo , amor/odio. Ser capaz de esto supone un verdadero entrenamiento para la práctica de la Vía en lo cotidiano: aptitud de poner en práctica la observación, de reconocer y acoger las emociones que se levantan en nosotros, dejarlas pasar sin negarlas,... etc. Este paciente trabajo en lo cotidiano sobre el esquema atracción/rechazo , lamina poco a poco el ego y abre la puerta cada vez más a la manifestación de la consciencia de Buda.

Tampoco vamos a creer que el abandono del ego pasa por una negación de todos nuestros deseos y que desde que entramos en la Vía, hay que exigir inmediatamente una disminución de los deseos. Ver las cosas así es una trampa considerable. Esta negación produce un efecto reactivo a corto o medio plazo que conduce a menudo al abandono del camino espirítual. ¡Por haber tenido una actitud extrema , nos encontamos propulsados al otro extremo! He sido varias veces testigo de este fenómeno. Por ejemplo, un practicante, relativamente reciente y que se entrega totalmente a la Vía, lo sacrifica todo, abandona su actividad profesional o sus relaciones afectivas para entregarse mejor a ella y, algunos meses más tarde la abandona para volver a su vida anterior.

Con los deseos, hay que proceder  con discernimiento y sabiduría. Si queremos negarlos, podemos apostar que van a reaparecer con fuerza acrecentada. Es preferible, cuando tienen mucha fuerza, reconocerlos, escucharlos e intentar darles lo que reclaman  en la medida que esto no nos perjudique ni a nosotros mismos ni a los otros. Solamente así podemos dar marcha atrás ante ellos y darnos cuenta que nunca dan la gran satisfacción esperada y de que tras todos los deseos relativos está el deseo absoluto.

Estas tomas de consciencia van a permitir que emerja poco a poco la aspiración a ser verdaderamente libre de todas estas atracciones. Cuando esta aspiración está sólidamente establecida, estar libre de ellas y transformarlas es algo más importante que satiscerlas. En ese momentos los dejan de acosarnos y de imponernos su ley de dictadores. Si un deseo parece justo y puede ser cumplido, lo cumplo, sino puede serlo, ya no engendra mayor conflicto ni frustración en mí. En este estadio amanece la capacidad de jugar con los deseos, mientras que antes éramos sus juguetes. Esto sólo puede hacerse prograsivamente y con la condición expresa de reconocer los deseos y no negarlos.

Continuará...

Gerard Chinrei Pilet
Trampas y Promesas de la Vía.
Articulos y Conferencias de Gerard Chinrei Pilet
Asociación Zen Internacional, fundada por el Maestro Taisen Deshimaru - Dojo zen de París.

Traducción del Dojozen Genjo de Pamplona/Iruña

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