Trampas y Promesas de la Vía, por Gérard Chinrei Pilet (12/..)

TRAMPAS Y PROMESAS DE LA VÍA

Por Gérard Chinrei Pilet, maestro zen

CAPÍTULO IV

VÍA Y RELACIÓN MAESTRO-DISCÍPULO

La trampa del no-compromiso

La primera trampa que puede existir es la de no querer tener un maestro. Varias razones nos pueden llevar a tal actitud. -Apartemos en primer lugar el caso de los prácticantes que no se han sentido atraidos por ningún maestro conocido hasta el presente- el miedo a comprometerse, el miedo a equivocarse, la dificultad en tener confianza etc. Tras esas razones a menudo se esconde una relación difícil con las figuras que detentan la autoridad. Son vividas consciente o inconscientemente como amenazadoras o abusivas. Tal actitud es una trampa ya que realizar la Vía por sus propios medios y su propia energía y determinación es extremadamente dificil.

Uniéndose a un maestro, uno se une a un linaje, que transmite de forma sutil toda la energía espiritual de la que es portadora el linaje, sin contar con el dinamismo insuflado a la práctica por esta relación, así como el indispensable trabajo de soltar presa con relación al ego que hace posible una viva relación maestro-discípulo.

Una estructura en la que se sigan a varios maestros puede favorecer la trampa del no-compromiso en una relación real maestro-discípulo. En efecto es fácil pasar de la enseñanza de una persona a la de otra, tomando de cada una lo que nos conviene, rechazando lo que no nos conviene y esquivando así el trabajo de soltar-presa del que hablabamos más arríba. Podemos retomar la imagen del médico para ilustrar este punto diciendo que no basta para curarse de dukkha, con correr de un médico a otro pidiéndole a cada uno su diagnóstico, en un momento dado hay que decidirse a seguir y a poner en práctica los remedios dados por uno de entre ellos. Seguir un maestro en la Vía es en primer lugar: tener en cuenta lo que nos dice y practicarlo.

Por otra parte esto no significa que haya que abandonarse en cuerpo y alma a él en lo que concierne a todos los dominios de nuestra vida diaria y que haya que abandonar nuestro trabajo si nos dice que lo abandonemos, casarnos si nos dice que hay que hacerlo etc. Significa que seguimos su enseñanza y la ponemos en prácticaen los dominios que conciernen directamente a la Vía.

Abandonar completamente nuestro destino en manos de un maestro, supone una total confianza y una sumisión activa a él. Si no se reunen estas condiciones, esa forma de abandono será una forma de abdicar de nuestras responsabilidades e infantilizarnos.

En el budismo en general y en la tradición zen en particular, la relación maestro-discípulo no excluye que el discípulo sea quien decida la forma de llevar su vida. Si consulta a un maestro sobre estos puntos, el maestro eventualmente dará consejos, pero no órdenes, tatará de clarificar al discípulo en sus elecciones pero no decidirá en su lugar. 

La trampa de la idealización

La segunda trampa consiste en idealizar al maestro que se sigue. Las personas que tienen poca autoestima y por lo tanto su yo es frágil, son más susceptibles que otros de caer en ella. En efecto, en esa clase de personas la vida relacional está frecuentemente dominada por el mecanismo de la separación "todo blanco/todo negro", que afecta al yo. Así la persona no puede integrar la totalidad de un ser humano con su riqueza y su sombra. A sus ojos sólo se puede ser totalmente bueno o totalmente malo sin ningún matiz.

Mientras que el otro no ha herido su narcisismo, forma parte del clan de los "buenos", pero a la menor desviación basculará al de los "malos" de forma catrgórica y definitiva.

La relación maestro-discípulo va a estar investida de este tipo de funcionamiento. Esta persona va a proyectar en el maestro todo su ideal y será tanto más poderoso en cuanto le sirva para enmascarar la parte de sombra presente en ella. Todas las acciones del maestro van a ser interpretadas en función de este ideal con un gran sentimiento de admiración. No puede aceptar sin un enorme malestar lo que pueda revelar el maestro de imperfección humana. Lo quiere perfecto, sin el menor defecto. A menudo una persona que funciona según este registro no se va a apropiar verdaderamente de la enseñanza del maestro por experiencia directa, se va a contentar con repetir religiosamente y con gran veneración lo que dice el maestro. Su enseñanza va a quedar fuera de ella y no va a ser más que la ocasiónde una veneración suplementaria.

El margen de maniobra de esta pesona está por supuesto reducida y su compromiso con el maestro es extremadamente frágil, ya que llega un momento en que las desviaciones constatadas entre el ideal proyectado en el maestro y la realidad de su comportamiento o entre las expectativas proyectadas en él y los resultados obtenidos van a hacer bascular la imagen del maestro al clan de los "malos". A partir de aquí va a ser tan odiado como antes había sido adulado.

Este tipo de idealización de la persona del maestro es según toda evidencia una trampa, ya que hace el compromiso de la práctica eminentemente frágil y la asimilación de la enseñanza extremadamente dificil.


Continuará...

Gerard Chinrei Pilet
Trampas y Promesas de la Vía.
Articulos y Conferencias de Gerard Chinrei Pilet.
Asociación Zen Internacional, fundada por el Maestro Taisen Deshimaru - Dojo zen de París.

Traducción del Dojozen Genjo de Pamplona/Iruña  

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