Las doce causas de interdependencia (1) - Roland Yuno Rech

 Observar la naturaleza de la existencia

La base de la práctica de zazen es la concentración: no distraerse con los pensamientos, volver constantemente a la postura del cuerpo y a la respiración, poner toda nuestra energía en la postura sin economizar, toda nuestra atención en la respiración sin dejarnos atrapar por los pensamientos. Así, rápidamente, la mente se vuelve clara, estable y podemos atravesar todos los estados mentales, sin apegarnos a ellos, sin estancarnos en nada ni identificarnos con nada.

Practicando así, Shakyamuni se hizo Buda, el despierto,  tuvo la visión justa de la naturaleza de la existencia con lo que de insatisfactoria tiene a causa de la impermanencia. Constató que existe la enfermedad, la vejez, que la muerte existe, que nuestra vida es tan limitada, incierta, que jamás estamos seguros de poder obtener o guardar lo que amamos, ni evitar lo que no queremos.

Pero el Buda no se contentó con esa constancia, descubrió que la causa principal de nuestros sufrimientos y de nuestra insatisfacción no reside en la naturaleza de las cosas sino en nuestra actitud mental, en el hecho de que ella, nuestra actitud mental es, la mayor parte de las veces, dominada por lo que llamamos los tres venenos: la avidez, el odio y la ignorancia. Al mismo tiempo, hizo realidad que podemos liberarnos de las causas del sufrimiento, sobre todo, por la práctica de zazen.

La actitud fundamental del zen es no perseguir ávidamente nada, ni rechazar nada. Simplemente atravesar los diferentes estados mentales, las diferentes emociones que encontramos, las sensaciones, los pensamientos, sin apegarnos a ellos ni rechazarlos, contentándonos con observarlos iluminando su naturaleza.

Al practicar así la vía, podemos experimentar un estado más allá de nuestra insatisfacción ordinaria, podemos experimentar que no es una fatalidad, y así hacernos más libres, incluso en medio de los condicionamientos de nuestra vida. Al sentir esto, podemos encontrar la paz reconociendo y aceptando la realidad tal cual es, dejando de nadar a contra corriente, de agotarnos persiguiendo nuestras ilusiones; aprender a vivir en armonía con el orden cósmico, o en cualquier caso, haciendo la experiencia durante zazen.

Esta experiencia, abre un espacio de libertad que también puede perseguirse en la vida cotidiana. Esta libertad, no es una libertad en las nubes, no es una libertad fuera de la realidad, es una libertad que implica comprender cómo es condicionada nuestra vida.

Roland Yuno Rech.

Las doce causas de interdependencia - Sesshin de Kasterlee (Belgica), 4 al 6 de febrero de 2000


DOJOZEN GENJO-SUSTRAIA  PAMPLONA / IRUÑA

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Óctuple Sendero (8/9)

Siempre hacia delante.

A mitad del camino...