Kalama sutra - Desarrollar una fe profunda.

Desarrollar una fe profunda, (Aachen, 3 al 5 diciembre 1990)


Durante la práctica de zazen, como durante nuestra vida, es importante observarse uno mismo completamente, ver lo que se es. No hay que tener miedo de iluminar las propias ilusiones. Es la única manera de que la práctica sea viva, que no nos estanquemos en la vía. Para continuar progresando en la vía, es importante tener una fe profunda, que no viene sólo de lo que hemos oído decir, sino de la propia experiencia, de la propia observación.

El Buda Shakyamuni no buscaba convencer a las gentes, sino permitirles desarrollar su propia fe. Para ello, procedía un poco como Sócrates, planteando preguntas. A los kalamas les preguntaba: “¿Cuando a uno pe aparece la avidez, es por su bien  o por su mal?”  Los kalamas contestaron: “La avidez aparece para mal de ese individuo.” Hoy en día pocas personas están convencidas de esto; nuestra sociedad, nuestro sistema económico desarrollan la avidez: tener siempre más dinero, bienes materiales, experiencias sexuales u otras experiencias, viajes, amor, conocimiento, etc. Imaginad todos los objetos de avidez, hasta el mismo satori puede ser un objeto de avidez.

Generalmente pensamos que la felicidad depende del objeto de nuestros  deseos. Sin embargo, como Buda demostró, la avidez entraña a veces conflictos, guerras… A causa de la avidez un individuo mata a otro, comete robos, explota a los otros: hacerles trabajar mucho y pagarles poco. También existe la explotación en la pareja: hacer trabajar al otro, utilizarlo para el propio placer. A causa de la avidez mentimos para obtener lo que deseamos o evitar perder algo. Utilizando nuestras facultades empujamos al otro a actuar de la misma manera, creamos un encadenamiento y son engendrados todo tipo de sufrimientos y desgracias. Mientras no estemos íntimamente convencidos de esto, no estaremos firmemente convencidos a ponerle fin.

Hace un momento hablaba con  alguien que decía: “Finalmente es muy difícil cambiar. Practicando la vía, ¿cambiamos realmente?”

Para cambiar de forma decisiva, con respecto a la avidez, por ejemplo, es precisa una gran energía que no puede venir más que desde una fuerte convicción para poder abandonar todos los condicionamientos pasados, todas las actitudes pasadas.

Sucede lo mismo con la agresividad, con la hostilidad, todo lo que tiene que ver con el odio. Avidez, odio, es el mismo proceso. Hoy en día, se ve mucho odio desatado por el mundo. A la gente le parece normal, creemos que cuando alguien nos ha perjudicado, es legítimo odiarlo. Si no sabemos perdonar, es imposible ir más allá del odio. Una guerra arrastra otra guerra entre los individuos, un conflicto arrastra otro, es algo sin fin… Para algunas parejas cada semana es una pelea, cada uno está convencido de que tiene la razón. Así se engendra muchísimo sufrimiento.

Practicar zazen es iluminar la raíz de este veneno, es iluminar nuestras propias ilusiones, no creer que estamos ya más allá, es despertar el espíritu que desea y ponerle fin no para ser uno mismo un ser perfecto sino para dejar de crear sufrimiento, dejar de crear sufrimiento en los otros y en nosotros mismos pues no estamos separados.

A propósito de estos venenos, Buda preguntó a los kalamas: “¿Estas cosas son buenas o malas, conducen al sufrimiento o a la felicidad?” Para esto no hay necesidad de tradición ni de creencias religiosas tan sólo observar nuestra propia vida. Cuando nosotros mismos nos hemos convencido no podemos hacer otra cosa que el voto de abandonar todas las causas de sufrimiento y eso se transforma en una gran energía y motivación para continuar en la vía.

Fragmento de "El Zen de Buda", del maestro Roland Yuno Rech.

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