¿Que es una enseñanza progresiva?

 ¿Qué es una enseñanza progresiva? 

Aachen, 25 al 27 de febrero de 2000

Un día, un braman, fue a ver a Buda y le preguntó sobre su manera de enseñar la vía: “Para el tiro de arco hay una enseñanza progresiva.” El Maestro Deshimaru nos contaba siempre la historia de aquel samurai que había ido a aprender el arte del sable ante un gran maestro. El maestro, le enseñó durante todo un año únicamente a caminar el kin hin a lo largo del tatami. El segundo año a partir la leña con un hacha. Sólo le enseñó eso. El samurai empezó a impacientarse y le dijo: “¿Vais a enseñarme le arte del sable?” El maestro le llevó al borde de un precipicio, allí había un tronco que servía de pasarela. El maestro le dijo: “¡Ahora atraviesa!” El aprendiz de samurai no se atrevía a pasar. El maestro le dijo: “Durante todo un año has aprendido a caminar, has caminado sólo al borde del tatami, has aprendido a caminar paso tras paso. Esto es lo mismo.” El hombre no osaba pasar. En ese momento llegó un ciego con su bastón, tienta el tronco del árbol, se coloca y atraviesa el precipicio guiándose con su bastón. Al punto, el samurai comprende y a su vez atraviesa. Es una enseñanza progresiva. 

Volviendo a la enseñanza de Buda, el braman continúa preguntándole: “Yo soy contable y, en contabilidad, en principio aprendemos a contar, luego aprendemos técnicas más complicadas, gradualmente. ¿También es posible, en vuestra doctrina, en vuestra disciplina un adiestramiento gradual?” El Buda dice: “Sí hay un entrenamiento gradual. Cuando llega un novicio, le enseñamos cómo controlar sus sentidos, seguir las reglas del monasterio y los preceptos. Le enseñamos a estar muy atento, a no cometer errores. Por ejemplo, cuando habéis visto una forma en medio de vuestro ojo no sentiros perturbados por las apariencias, sino significa que vuestra percepción visual no está educada, de lo cual pueden deducirse todo tipo de consecuencias negativas, especialmente la avidez, la tristeza, pueden introducirse en vuestro pensamiento.” 

Buda no enseñaba a ocultarse o cerrar los ojos; no se trata de cortar las percepciones sino de tomar conciencia, de controlar los efectos de las percepciones. Y esto no es sólo relativo a la vista, sino también a todos los órganos de los sentidos, la nariz, la lengua, el gusto, el cuerpo y el contacto corporal, el mental con los pensamientos. Enseñaba a tomar conciencia de lo que pasa en el contacto con los objetos. Por ejemplo: ¿veo el hecho tal cual es o lo deformo a través de mis ilusiones proyectando mis pensamientos, mis deseos? ¿Qué tipo de emoción, deseo, pensamiento surge en el momento de la percepción? Sólo concentrarse en las percepciones es ya completamente la práctica de la vía. Podemos decir que es una etapa en la práctica progresiva y, al mismo tiempo, podemos ver que concentrarse en cada percepción es también la ocasión de despertarse aquí y ahora. Observar las propias ilusiones cuando surgen sin dejarse arrastrar automáticamente a la acción por la percepción. Tener la libertad de reaccionar o no. Por ejemplo, en zazen aprendemos a abandonar. En la vida cotidiana no es bueno abandonar todo. Lo importante es que cuando no abandonamos, eso no sea una reacción automática sino una verdadera acción consciente, libre. 

Muchos monjes antiguos han despertado por la ayuda de ciertas percepciones. Sotoba al oír el sonido del torrente en el valle, Kyogen al oír el sonido de una piedra contra el bambú, Reiun viendo el color del melocotonero en primavera. Cuando Buda quiso transmitir la esencia de su enseñanza, tomó una flor entre sus dedos y la hizo girar. 

La atención a nuestras percepciones, debe ser un ejercicio progresivo, un ejercicio de autocontrol, puede ser también la ocasión de un despertar repentino a la realidad tal cual es, tal cual se manifiesta en cada fenómeno, más allá de la separación entre uno mismo y el objeto que se observa. La misma práctica puede ser gradual y súbita. Finalmente, lo más importante, es con qué estado de espíritu practicamos.

Fragmento de "El Zen de Buda"

Enseñanza del maestro Roland Yuno Rech.

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