Olas de los pensamientos...

Olas de los pensamientos, olas del mar.

Cuando miramos el mar podemos ver toda clase de olas que innumerables vienen de no se sabe dónde, se suceden unas a otras, del mismo modo que nuestros pensamientos en zazen. Observando esto, me he dado cuenta que mi mirada se fija siempre en el momento en que las olas rompen, en el lugar en que ellas rompen.

Es en el momento en que rompen cuando son bellas. En el momento en que las olas rompen en la orilla, es como si de golpe fueran liberadas de su forma, el momento de retorno a su origen.

Igualmente durante zazen, las olas de nuestros pensamientos y nuestras ilusiones se forman y aparecen sin cesar. Y cuando vienen a romperse en la postura de zazen, en la concentración en la postura de zazen se hacen hermosas. No hermosas en el sentido de que podrían hacernos apegarnos a ellas, sino hermosas porque en ese momento, su esencia se manifiesta, lo que tienen de impermanente, de no sustancial, de no separado del océano, del mar.

Es en su fragilidad, en su impermanencia, donde su verdadera naturaleza se manifiesta. El momento en que las olas rompen en la orilla son como el momento de shin jin datsu raku, el momento en que la verdadera naturaleza de nuestro cuerpo y de nuestra mente se realiza. Más allá de la forma particular que puedan tomar este cuerpo y esta mente en un momento dado.

Cada uno tiene sus ilusiones particulares. Hay grandes, pequeñas, su forma es diferente, pero en el momento en que rompen, esta diferencia desaparece.

Si no miramos más que a lo lejos, podemos tener la impresión de que las olas tienen una existencia, cada una con su singularidad; pero practicar zazen es mantenerse en la orilla, y posar la mirada en el lugar en que rompen las olas, en donde sus elementos retornan a la sencillez, donde ya no es cuestión de grande, pequeño, largo o corto.

Roland Yuno Rech.

Dojozen Genjo, Pamplona/Iruña.
Biblioteclásica Zen nº 5 vol. 2, junio 2010

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