Kusen de Étienne Zeisler sobre el "Tenzo Kyokun" del Maestro Dogen [39/ultimo]

KUSEN

 (enseñanza oral durante zazen)

"TENZO KYOKUN"

del

Maestro DOGEN

Comentarios de Ètienne Zeisler 

39/ultimo]  

Martes 27 de enero 1987. (19:00 h). 

La semana pasada Dogen hablaba de la práctica de la Via citando los ejemplos del tenzo de Kassan, de Issan y de su maestro Hyakujo, así como de Tozan. Hoy continua y concluye este Tenzo Kyokun: “Comprended bien que todos los grandes maestros de la antigüedad no estudiaron daishin únicamente a través de la letra, sino a través de las diversas circunstancias de su vida. Incluso hoy, podemos escuchar claramente su voz que enseña la auténtica verdad.

Eran hombres en los cuales sus ojos se abrieron a lo que hay de más esencial en una vida práctica, permitiendo así armonizarnos con Buda, es la vida misma que ha manifestado el fin único del verdadero ser.

Que seáis jefe de templo, monje antiguo, responsable encargado de una función o simplemente monje común, no olvidéis nunca vivir con alegría, teniendo el amor profundo de un padre, y expresándoos en todas vuestras actividades con un espíritu sin prejuicios.

Escrito por Dogen en la primavera del tercer año de la era Ka Tei 1237, templo de Koshoji, para los practicantes del Zen de las futuras generaciones”.

A lo largo del Tenzo Kyokun el Maestro Dogen repite que debemos conocer personalmente nuestra vida, conocer individualmente la Via de Buda. Si queremos seguir esta Via, debemos olvidarnos de nosotros mismos, olvidar nuestro ego. Debemos comprender la Via con nuestro cuerpo, con nuestra práctica, con nuestras células, con nuestra propia existencia efímera.

Si no se hace otra cosa que estudiar, leer, imaginar, se crean fantasmas delante de los ojos, que luego nos esforzamos en seguir. Esta Vía será la no-Via. Como cuando se habla de fuego. Si hablamos de él, nuestra lengua no se quema. Si pensamos en él, nuestro cerebro no arde. El fuego, la misma Vía, está más allá del deseo de seguir la Vía, más allá de nuestras categorías, más allá de las definiciones y los conceptos. Este más allá no está situado en un lugar alejado en el espacio y en el tiempo. El fuego es inmediato, instantáneo. No es más que aquí y ahora cuando puede ser real. Aquí y ahora son las diversas circunstancias de nuestra vida. Podemos vivir con un espíritu sin prejuicios con daishin. Aquí y ahora podemos coger la auténtica verdad, escuchar la enseñanza de todos los maestros de la antigüedad.

Un monje preguntó un día al maestro Tozan:

- ¿Qué tipo de enseñanza podemos expresar? 

- Cuando yo hablo, no puedes escuchar, dijo Tozan.

- Maestro, ¿la escucha usted mismo? respondió el monje. 

- Cuando yo no hablo, la escucho, respondió Tozan.

Nuestra conciencia personal, nuestro deseo de escuchar esta auténtica verdad, son demasiado pequeños, demasiado limitados, abandonar completamente nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Solamente entonces podremos armonizarnos con Buda, con la verdad cósmica. Si se olvida, ya no es nuestra consciencia personal o nuestro ego, sino nuestra vida la que manifiesta el fin único del verdadero Ser. Para esto, todas las situaciones son buenas. Jefe de templo, monje antiguo, pequeño monje, doméstico, presidente, no es tan importante.

Atsumura era un asesino, un criminal. Siguió a Buda y cambió la dirección de su vida hacia la verdad. Pudo volverse monje y recitar el sutra de la no-mentira:

Desde los tiempos más antiguos y en toda mi existencia,

no he matado jamás a nadie

Jamás he hecho el mal, a quién fuera.

En ese instante, ya no era un criminal. Sus palabras, aquí y ahora, se vuelven las palabras eternas, Su vida misma, manifiesta el fin único del verdadero ser.

De la misma manera, si vosotros practicáis zazen, sea cual sea vuestra vida, sea cual sea vuestra condición, la práctica aquí y ahora es eterna, protege esta eternidad.

Evidentemente, no para vosotros mismos, no para vuestras categorías, para vuestro ego, para vuestra realización personal, no para que tengáis el satori.

Dogen dice:”Para los practicantes del Zen de las futuras generaciones.”


¡No os mováis!


Ha cesado la lluvia.

Las nubes han desaparecido.

Y ha vuelto el buen tiempo.

Si vuestro corazón es puro

 todas las cosas de vuestro mundo

son puras.

Abandonad este mundo flotante,

abandonaros a vosotros mismos

 y las flores y la luna

 os guiarán sobre la Via.

 RYOKAN.


Transcripción y toma de notas: Katia Robel, Anne Bouloc, Marie Odile Blaise, Claude Champetier, Jean Marie Cochart, Helène Gasquet, Maire Claude Hocquet, Florence de Bouillé.

 Recopilación: Evelyne de Smedt, Katia Robel.

 Traducción: Pedro Secorún.

Corrección y maquetación: Dojo Zen de Mataró Shô Mon Kai. 


   FIN    

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